Lectura: Eclesiastes 2:12-26
"Aborreci, por tanto, la vida, porque la la obra que se hace debajo el sol me era fastidiosa; por cuánto todo es vanidad y aflicción de espiritu" (v.17).
Mucha gente hoy en día organiza todo lo que será de esta vida e incluso lo que será después de que ellos hayan dejado este mundo, las herencias, los testamentos escritos para quien será todo aquello que tienen, por el cual trabajaron toda su vida. El problema es que nadie garantiza como utilizarán los herederos esos bienes. Salomón nos enseña de esto, toda la sabiduría y esfuerzo por conseguir riquezas podrían perderse para siempre con su último aliento de vida, En el v.17 Salomón se enoja con la vida y como nuevamente la desesperanza invadió su corazón haciendo aborrecer incluso todo el trabajo que había realizado. El Señor Jesús en Mateo 6:19-21 enseña que las mejores inversiones de hacen en el cielo y no en la tierra , y esto trae tranquilidad al corazón y nuevas fuerzas para seguir sirviendo a Cristo. Pablo puso en práctica está enseñanza en Filipenses 3:8 " y ciertamente aún estimó todas las cosas como pérdida, por excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y tengo por basura, para ganar a Cristo".
Reflexión:
¿Hay algo a lo que te estas aferrando en la tierra? Si fuera mi último día de vida ¿He dejado valores eternos en las personas que me rodean? La mejor herencia que puedes dejar es el ejemplo de una vida que disfrutó de la Palabra de Dios y se esforzó por agradar al Padre celestial.
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